Buenas prácticas de gestión del empleo

Buenas prácticas de gestión del empleo

Sin intención de agotar el tema, al referirnos al proceso de gestión del empleo, podemos identificar un conjunto de buenas prácticas de contratación presentes en muchas administraciones tributarias. Dichas buenas prácticas incluyen: 

Reglas definidas previamente. 

Idoneidad.

Equidad.

Transparencia.

Probidad.

Rendición de cuentas.


Reglas definidas previamente: 

El proceso debe basarse en especificaciones claras del puesto de trabajo y de las habilidades y competencias que deben poseer las personas que lo desempeñarán. Estos elementos deben estar definidos previamente en un catálogo de puestos y habilidades. 

Idoneidad: 

El artículo 16 de la Constitución de la Nación Argentina establece que todos sus habitantes son iguales ante la ley, y admisibles en los empleos sin otra condición que la idoneidad. En cumplimiento de dicha garantía constitucional se debe designar a la mejor persona para el puesto con base en las calificaciones, competencias y habilidades requeridas.

Equidad: 

Se debe tratar a quienes se postulen de manera consistente con los principios de idoneidad, sin discriminación directa o indirecta, asegurando la igualdad de oportunidades para la totalidad de las candidaturas. Sin perjuicio de ello, a veces pueden resultar de aplicación determinadas políticas de preferencia positiva que buscan corregir la representación en menor cuantía de ciertos grupos particulares.

Transparencia: 

La comunicación abierta debe acompañar cada etapa del proceso desde la convocatoria inicial a postularse para cubrir el puesto hasta la evaluación de los potenciales candidatos. Entre las buenas prácticas incluimos el publicitar ampliamente las vacantes de trabajo tanto en canales internos como externos, el alentar a la más amplia gama de candidatos adecuados a postularse y el utilizar mecanismos de evaluación de las selecciones apropiados para cada búsqueda.

Probidad: 

Al conducir el proceso se debe velar por la integridad, la imparcialidad, la ausencia de favoritismos y la conducta ética en cada etapa y decisión que se adopte.

Rendición de cuentas: 

El proceso debe estar sujeto a controles de calidad y de auditoría interna, así como a la supervisión. La rendición de cuentas garantiza que se observen las buenas prácticas de contratación y que la inversión realizada en la incorporación de nuevo personal asegure el logro de las metas institucionales y la reducción de las brechas detectadas en los procesos de detección de necesidades.


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