El algoritmo, base de la inteligencia artificial y la plataformización digital

El algoritmo, base de la inteligencia artificial y la plataformización digital

*(English version below)*

Para comprender el concepto de “inteligencia artificial” comenzaremos por analizar qué es un algoritmo.

El algoritmo es el verdadero eje central alrededor del cual pivotan la “plataformización de la economía de vigilancia”, la “robotización” y la “automatización”.

A nivel de su mínima expresión, podemos definir a un algoritmo como una secuencia específica de operaciones lógicas que un software traduce en instrucciones. 

Estas instrucciones responden a escenarios predeterminados y desencadenan decisiones automatizadas. 

Dichas decisiones automatizadas se basan en la captura de datos y en la aplicación de los parámetros decisionales predefinidos.

Pero en un sentido más amplio, en el contexto de la “plataformización de la economía de vigilancia”, un algoritmo es mucho más que una fórmula matemática, en realidad es un diseño de programación basado en un cúmulo masivo de datos al cual se le aplica un juego de reglas de funcionamiento basadas en predicciones y probabilidades estadísticas con el objetivo de influir sobre el comportamiento de las personas que consumen el servicio o producto que se ofrece. 

Nos interesa desgranar esta definición para destacar ciertos aspectos sobre los cuales nos explayaremos más adelante:

  • es un diseño de programación (software),
  • que se alimenta de un cúmulo masivo de datos (big data),
  • y aplica reglas de funcionamiento (lógica),
  • basadas en predicciones y probabilidades estadísticas (smart data, productos predictivos),
  • con la finalidad de influir sobre el comportamiento de las personas usuarias (economía de vigilancia).

El algoritmo es un organismo glotón con un apetito voraz y, como tal, su poder crece en la medida en que se alimenta de mayor cantidad de datos (“big data”). 

Esa acumulación masiva de datos se facilita en la medida que éstos se alojan en la “nube” (interna, mixta o externa), se abarata el alojamiento físico y el valor de almacenamiento, aumenta la potencia de los procesadores (“Ley de Moore”) y se multiplica la interconexión de objetos a través de “internet de las cosas” (“Internet of Things”, IoT) y la consecuente recolección de datos a través de sensores.

Esa masividad le permite al proceso algorítmico establecer sus propias reglas de procedimiento y elegir las más adecuadas, a partir de predicciones y probabilidades estadísticas.

La preferencia en la elección de las reglas se basa en las más útiles para modificar el comportamiento de las personas usuarias finales que emplean el servicio motorizado por el proceso algorítmico.

Como resultado de ello, el proceso algorítmico establece categorías digitales y construye perfiles de comportamiento social.

Dichos perfiles de comportamiento social exceden al mero fin comercial e inciden sobre las elecciones personales, los hábitos de consumo y hasta sobre los procesos político - electorales.

La plataforma digital no es solamente un mediador tecnológico de información sino que también produce información e influye en las respuestas y conductas.

Las “bases y condiciones” o “términos de suscripción” de cada aplicación del ecosistema de vigilancia son contratos de adhesión opacos, que nos imponen un fárrago de obligaciones y algún que otro derecho, así como premios o castigos a través de los cuales nos disciplinan y, progresivamente, nos “domestican”, modificando nuestros comportamientos.

Así, bajo el amparo de una supuesta protección de la propiedad intelectual, el algoritmo funciona como una “caja negra” (de la cual se desconoce su lógica interna) que transforma nuestra subjetividad como persona en un código virtual al que llamaremos “persona digital” (una especie de “clon” virtual de cada uno de nosotros). 

El modelo matemático del algoritmo no es aséptico y sería ingenuo insistir en su supuesta racionalidad y neutralidad.

A nivel básico el algoritmo está influenciado por los prejuicios, subjetividades y errores de quienes lo diseñan. 

La programación de un algoritmo es un proceso que transita etapas sucesivas.

Cada definición que se inserta en el algoritmo prioriza, clasifica, asocia, filtra y condiciona el flujo de información con base a reglas opacas y sesgos propios de sus definidores. 

En cada definición se recortan universos, se condicionan las siguientes decisiones, se limitan los resultados y se descartan opciones poco relevantes para el proceso. 

Algunas de esas definiciones condicionantes son la creación de “perfiles”, la predicción de conductas, las correlaciones probabilísticas, la valoración de la pertinencia y el descarte de lo irrelevante. 

Pero adicionalmente al sesgo del definidor, en un segundo grado, a nivel de su concepción, el algoritmo nace de un paradigma de control, vigilancia y disciplinamiento social.

En dicho nivel pueden incidir ideologías, ideas de persuasión, adoctrinamiento, manipulación de la apropiación de datos y su potencial aprovechamiento en la faz militar, de seguridad interior, de inteligencia y de vigilancia social, superando el objetivo económico de obtener una ganancia, para apuntar a “proteger” un estado de cosas. 

Otro aspecto relevante del algoritmo es que su capacidad de influir en los comportamientos se basa en la apropiación de los datos de nuestras experiencias personales y vitales como materia prima que alimenta todo el proceso algorítmico.

Además el algoritmo se destaca por otra característica, su potencialidad de ensamblarse con algoritmos previos para potenciar sus resultados y, a su vez, su potencial para servir de trampolín a la mejora de algoritmos futuros.

Este aspecto de reutilización y escalabilidad explota como fortaleza el desarrollo sinérgico de un sistema no lineal donde la suma de las partes por separado es mucho menor que el funcionamiento holístico del conjunto algorítmico.

Esta integración holística de sucesivos algoritmos que se retroalimentan y condicionan las decisiones de los siguientes es la base de la “inteligencia artificial”.

Si la lectura del artículo te despierta inquietudes, te invito a compartirlas en los comentarios.

Saludos, Rodrigo

Si te interesa leer más sobre los diversos desafíos futuros que enfrentamos en el marco de la economía de vigilancia y la digitalización del trabajo, te invito a visitar mis recientes libros y publicaciones. En aquellos que están disponibles en español y en inglés se indican los hipervínculos a ambas versiones:

Puedes leer las notas previas en idioma español y en inglés en el blog: https://trabajodecenteinclusionsocial.blogspot.com/

*** (English version) ***

The algorithm, the basis of artificial intelligence and digital platformization

To understand the concept of "artificial intelligence" (AI) we will begin by analyzing what an "algorithm" is.

The algorithm is the true central axis around which the "platformization of the surveillance economy", "robotization" and "automation" pivot.

At the lowest level, we can define an algorithm as a specific sequence of logical operations that software translates into instructions.

These instructions respond to predetermined scenarios and trigger automated decisions.

These automated decisions are based on data capture and the application of predefined decision parameters.

But in a broader sense, in the context of the "platformization of the surveillance economy", an algorithm is much more than a mathematical formula, it is actually a programming design based on a massive accumulation of data to which it is applied a set of operating rules based on predictions and statistical probabilities with the aim of influencing the behavior of people who consume the service or product offered.

We are interested in explaining this definition to highlight certain aspects on which we will expand later:

  • is a programming design (software),
  • that feeds on a massive accumulation of data (big data),
  • and applies operating rules (logic),
  • based on statistical predictions and probabilities (smart data, predictive products),
  • in order to influence the behavior of users (surveillance economy).

The algorithm is a gluttonous organism with a voracious appetite and, as such, its power grows as it feeds on more data (“big data”).

This massive accumulation of data is facilitated to the extent that it is housed in the "cloud" (internal, mixed or external), the physical hosting and storage value becomes cheaper, the power of the processors increases ("Moore's Law" ) and the interconnection of objects through the “internet of things” (IoT) and the consequent collection of data through sensors is multiplied.

This massiveness allows the algorithmic process to establish its own procedural rules and choose the most appropriate ones, based on statistical predictions and probabilities.

The preference in the choice of rules is based on the most useful for modifying the behavior of end users who use the service powered by the algorithmic process.

As a result, the algorithmic process establishes digital categories and builds profiles of social behavior.

These profiles of social behavior go beyond the mere commercial purpose and affect personal choices, consumer habits and even the political - electoral processes.

The digital platform is not only a technological information mediator but also produces information and influences responses and behaviors.

The "bases and conditions" or "subscription terms" of each application of the surveillance ecosystem are opaque adhesion contracts, which impose on us a bundle of obligations and some other rights, as well as rewards or punishments through which they discipline us and, progressively, they “domesticate” us, modifying our behaviors.

Thus, under the protection of a supposed protection of intellectual property, the algorithm works as a “black box” (of which its internal logic is unknown) that transforms our subjectivity as a person into a virtual code that we will call “digital person” (a kind of virtual "clone" of each one of us).

The mathematical model of the algorithm is not aseptic and it would be naive to insist on its supposed rationality and neutrality.

At a basic level, the algorithm is influenced by the prejudices, subjectivities and errors of those who design it.

Programming an algorithm is a process that goes through successive stages.

Each definition that is inserted into the algorithm prioritizes, classifies, associates, filters and conditions the flow of information based on opaque rules and biases of its own definitions.

In each definition, universes are cut, the following decisions are conditioned, the results are limited, and options of little relevance to the process are discarded.

Some of these conditioning definitions are the creation of “profiles”, the prediction of behaviors, the probabilistic correlations, the evaluation of the relevance and the discarding of the irrelevant.

But in addition to the bias of the definer, in a second degree, at the level of its conception, the algorithm is born from a paradigm of control, surveillance and social discipline.

At this level, ideologies, ideas of persuasion, indoctrination, manipulation of the appropriation of data and its potential use in the military, internal security, intelligence and social surveillance aspects can influence, exceeding the economic objective of obtaining a profit, to target to "protect" a state of affairs ('status quo').

Another relevant aspect of the algorithm is that its ability to influence behaviors is based on the appropriation of data from our personal and vital experiences as raw material that feeds the entire algorithmic process.

In addition, the algorithm stands out for another characteristic, its potential to be assembled with previous algorithms to enhance its results and, in turn, its potential to serve as a springboard for the improvement of future algorithms.

This aspect of reuse and scalability exploits as strength the synergistic development of a non-linear system where the sum of the separate parts is much less than the holistic operation of the algorithmic set.

This holistic integration of successive algorithms that feed back and condition the decisions of the following is the basis of “artificial intelligence”.

If reading the article raises concerns, I invite you to share them in the comments.

Greetings, Rodrigo

If you are interested in reading more about the various future challenges we face in the surveillance economy and the digitization of work, I invite you to visit my recent books and publications. In those that are available in Spanish and English, the hyperlinks to both versions are indicated:

You can read the previous notes in Spanish and English at: https://trabajodecenteinclusionsocial.blogspot.com/

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