Es necesario repensar un modelo de control del trabajo decente y la Seguridad Social a través de agencias especializadas y desconectadas entre sí

 La difusión cada vez mayor de la tecnología digital también crea nuevas responsabilidades para la Seguridad Social, principalmente respecto de garantizar el almacenamiento seguro, la protección y el uso adecuado de los datos personales de los cotizantes. En el actual contexto los riesgos de ciberseguridad son preocupaciones universales y constantes que, muchas veces, no son adecuadamente consideradas.

La organización de las instituciones del trabajo y la Seguridad Social representa una herramienta poderosa para transitar la etapa de recuperación hacia el futuro del trabajo en la nueva normalidad. Pero en cada país esta organización se hace de una manera diferente muchas veces por influencia de su historia, de la sociología y de la economía local. 

El economista Michael J. PIORE y el sociólogo Andrew SCHRANK en “Root-Cause Regulation: Protecting Work and Workers in the Twenty-First Century” (2018) sugieren que la supervisión reguladora no ha logrado mantener los estándares laborales básicos en los Estados Unidos ya que las horas extras no compensadas, las condiciones peligrosas y el acoso en sus diversas formas están en aumento. 

El complejo modelo de inspección estadounidense está organizado funcionalmente en distintas áreas de especialización, reguladas y operadas por una docena de dependencias gubernamentales distintas, correspondientes a diferentes niveles estatales (la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional; la División de Salarios y Horas del Departamento de Trabajo; la Comisión de Igualdad de Oportunidades en el Empleo; la Junta Nacional de Relaciones Laborales, el Servicio Federal de Mediación y Conciliación, y otras más). 

Cada una de estas dependencias tiene una responsabilidad restringida a su función específica, cuenta con inspectores especializados y su objetivo está encaminado a disuadir su incumplimiento a través de sanciones, principalmente multas y raramente de sanciones penales. 

Estas instituciones creadas durante la economía fordista del siglo XX para detener los abusos de los empleadores representaron una división del trabajo del sector público que se volvió ineficaz en la era actual ya que, con la descentralización de la producción, la subcontratación y el autoempleo, los costos que representa desplegar especialistas de múltiples dependencias gubernamentales inconexas se ha vuelto antieconómico. 

En síntesis, el modelo estadounidense fue diseñado para la inspección de empresas de producción en masa por especialistas muy rígidos y no es adecuado para el empleo descentralizado de hoy como concluyen PIORE Y SCHRANK (2018). 

Prueba de ello es que Estados Unidos, con su complejo sistema regulatorio, tiene una de las tasas más altas de mortalidad ocupacional en el mundo desarrollado, y se percibe un deterioro de las condiciones de trabajo en general.

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Saludos, Rodrigo

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