En Argentina más del 60% de los empleos son susceptibles de ser automatizados

Además de los cambios de hábitos y de organización del trabajo emergen sinérgicamente una legión de tecnologías que se potencian entre sí. Es mucho más que teletrabajo y, entre otras, podemos mencionar la nube, la inteligencia artificial, la robótica, la internet de las cosas, la automatización robótica de procesos, el procesamiento masivo de datos con big data y smart data, el machine learning, el deep learning, el procesamiento de lenguaje natural, la realidad virtual y la realidad aumentada. Y así podría seguir con muchos ejemplos más. 
Todas ellas confluyen en la transformación digital al producir la conversión de actividades, procesos, capacidades y modelos de negocio a partir de la aplicación de las referidas tecnologías digitales. Hoy ya no hay industria ni profesión que no esté atravesada por la transformación digital y cada día descubrimos una nueva “tech”: las finanzas fintech, la publicidad adtech, la agricultura agritech, las tecnologías verdes greentech y hasta el cuidado de la salud healthtech.
Esos cambios basados en tecnologías, si bien tienen el potencial de crear nuevos puestos de trabajo a largo plazo, si los decisores públicos continúan en una actitud pasiva y expectante ante ellos en lo normativo, pero también en el control de abusos y del empleo informal, en lo inmediato producirán la destrucción de otros empleos, principalmente de los trabajadores menos preparados para reconvertirse y beneficiarse de esas nuevas oportunidades  (ANDRÉS y DOMÉNECH, 2018).
No es lo mismo el efecto de la automatización que el surgimiento de nuevas tareas sobre la tasa de ocupación y desempleo. La automatización, al crear un efecto de desplazamiento, siempre reduce la participación laboral y puede reducir la demanda laboral. Por el contrario la introducción de nuevas tareas en las que el trabajo tiene una ventaja comparativa lo mejora a través del efecto de reincorporación y, en consecuencia, las nuevas tareas siempre aumentan la participación laboral. A partir de esta dinámica de fuerzas divergentes, la aceleración de la automatización, particularmente en la fabricación, y la desaceleración en la creación de nuevas tareas producen estancamiento de la demanda laboral y potencialmente destruyen puestos de trabajo. En consecuencia si el origen del crecimiento de la productividad en el futuro sigue siendo la automatización, la posición relativa del trabajo, junto con el contenido de la tarea de producción, disminuirá. El resultado de estas dinámicas depende, además de las capacidades de innovación, de otros factores como el suministro de diferentes habilidades, cambios demográficos, instituciones del mercado laboral, políticas gubernamentales de incentivo, presión fiscal, costo laboral, gastos de investigación y desarrollo y competencia en el mercado (ACEMOGLU y RESTREPO, 2019).
Un estudio previo de dichos autores sobre el impacto de la robotización industrial en los mercados laborales internos de los Estados Unidos  estima grandes impactos negativos sobre el empleo y los salarios (ACEMOGLU Y RESTREPO, 2017). Los autores concluyen que cada robot adicional por cada mil trabajadores reduce la relación empleo / población local en 0,39 puntos porcentuales y los salarios en aproximadamente un 0,77 por ciento, pero que hay relativamente pocos robots en la economía norteamericana y, en consecuencia, el número de empleos perdidos debido a los robots ha sido limitado hasta ahora (una disminución de 0,2 puntos porcentuales en la relación empleo / población o alrededor de 400.000 puestos de trabajo). Sin embargo, si la tecnología robótica continúa como lo esperan los expertos durante las próximas dos décadas, las futuras implicaciones agregadas de los robots podrían ser mayores. Finalmente destacan que es probable que la próxima década sea testigo de importantes avances en inteligencia artificial, aprendizaje automático, tecnologías de comunicación y nuevas tecnologías de fabricación, incluida la realidad aumentada y el diseño modular. Sin embargo, aún es una pregunta abierta si estas tecnologías aumentarán la demanda laboral, el empleo y los salarios.
Por otra parte el Banco Mundial, en su informe anual (BIRF/BM, 2016), señala que las probabilidades de automatización de tareas, son significativamente mayores en países con rentas bajas, respecto de países altamente industrializados, porque muchos de éstos últimos ya fueron invirtiendo en robotización. En el otro extremo, en los países de baja intensidad tecnológica aún hay muchas tareas manuales que se pueden automatizar. Al respecto en este análisis incorpora las probabilidades “ajustadas” de automatización y computarización de los empleos considerando adicionalmente la viabilidad tecnológica y la velocidad de la innovación en los países (BIRF/BM, 2019). Para el caso de Argentina concluye que más del 64% de los empleos son susceptibles de ser automatizados.
Los invito a expresar sus opiniones en los comentarios.
Saludos a todos, Rodrigo

Si te interesa leer más sobre el tema, te invito a visitar:
Puedes leer las notas previas en: https://trabajodecenteinclusionsocial.blogspot.com/

Comentarios