El acompañamiento de la protección social amplía opciones de cada uno y le da seguridad para enfrentar los desafíos

Los subsistemas de protección social se crearon para ayudar a los trabajadores a sobrellevar las contingencias vitales, sociales y económicas de su vida, tanto en el aspecto profesional como personal y familiar. Cada una de las contingencias cubiertas implica diferentes transiciones: la maternidad y el nacimiento, la adopción de menores, los accidentes laborales, los cambios de empleo y el período de búsqueda de un nuevo trabajo, el acceso al retiro por edad avanzada y la pensión por invalidez o viudez. 
Diseñar programas que acompañen a las personas en estas transiciones es, fundamentalmente, ampliar sus opciones y darles seguridad para enfrentar los cambios, incrementando las inversiones en los servicios públicos de empleo y de capacitación profesional, combinando servicios digitales con el asesoramiento personal y reforzando los servicios de colocación y “bolsa de trabajo”.
A nivel público invertir en las capacidades de las personas debe ser mucho más que invertir en cursos de capacitación. Debe ser una prioridad fundamental de las políticas públicas, abarcando dimensiones más amplias del desarrollo humano, considerando, al menos, cuatro elementos básicos: 
el derecho universal al aprendizaje permanente a lo largo de toda la vida, 
el acompañamiento a las personas en cada una de las transiciones, 
una protección social con más suficiencia, universalidad y sustentabilidad y,
asegurar oportunidades de trabajo decente e inclusivo para todos. 
Para que las transiciones no generen mayor exclusión se deben incrementar las inversiones en las instituciones, las políticas y las estrategias que apoyan a las personas, abriendo vías para que los jóvenes puedan integrarse en los mercados de trabajo, ampliando las oportunidades para que los trabajadores de edad avanzada puedan seguir activos económicamente y cubiertos en sus necesidades de salud y, principalmente, preparando de manera proactiva a los trabajadores para las transiciones en un mercado laboral en proceso de redefinición. 
Porque, como mencionamos previamente, los avances tecnológicos generarán nuevos puestos de trabajo a futuro, pero aquellos que perderán inmediatamente los suyos en esta transición serán quienes estén peor preparados para aprovechar las potenciales oportunidades de empleo (ACEMOGLU y AUTOR, 2011) ya que las competencias de hoy no siempre coincidirán con los trabajos de mañana y, asimismo, las competencias recién adquiridas podrían volverse rápidamente obsoletas (FREY y OSBORNE, 2013). 
Además, como ya alertamos, el trabajo de micro tareas mediante aplicaciones que conforman la economía de plataformas podría reflotar prácticas laborales precarizantes propias de principios del siglo pasado y generar futuras generaciones de «trabajadores esporádicos digitales» (OIT, 2019a).
Una inacción ante la evolución de la “cuarta revolución industrial” en este marco del trabajo en la nueva normalidad puede desviarnos del objetivo del trabajo decente y generar tensiones sociales que impacten sobre la paz social.
Los invito a expresar sus opiniones en los comentarios.
Saludos a todos, Rodrigo

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